Este 23
de Junio, nos hace recordar a los juristas e innovadores en la Ciencia del
Derecho como Marco Tulio Cicerón, Ulpiano, Bártolo de Sassoferrato,
Chiovenda, Couture, entre otros.
Al
visualizar la dama ciega, nos remontamos a la época griega, Themis esa diosa de
la justicia quien guiaba hacia el buen camino, era generosa y también
establecía orden entre buenos hábitos y leyes.
Esta
diosa, dirigía el orden natural de la unión entre un hombre y una mujer;
la imagen de esta diosa es retratada con una venda en los ojos lo cual
significa ecuanimidad; una balanza en una mano lo cual significa justicia;
una espada en otra mano que significa represión para el culpable.
El
origen de esta profesión es tan antiguo como el mundo mismo, porque en todas
las épocas la ignorancia ha sido patrimonio de la mayoría de
los hombres y siempre la injusticia se ha ensañado en contra
de ellos, pero también en todos los tiempos algunas personas se han distinguido,
por su celo y su talento y a ellos acudían los
desamparados convirtiéndose en sus patrones y defensores.
La
profesión de abogado se remonta a época del imperio romano, periodo en que se
crean los primeros textos jurídicos, y se construye el sistema jurídico romano,
apareciendo la figura del defensor de los derechos, bienes e interés de forma
individual
La
abogacía es una profesión profundamente ligada a la historia de la humanidad,
surge como consecuencia de la necesidad de interpretar el gran conjunto de
normas surgidas de las costumbres sociales y de la moral, así como de la
incipiente y aún primitiva ley.
La
aparición de la sociedad humana implicó simultáneamente la del derecho y,
consecuentemente, la del abogado.
La
función del abogado es tan necesaria en la vida de la sociedad como la del
juez, de quien el abogado es colaborador.
El
abogado ha de ser un letrado, en todos los tiempos por excelencia, respetable
por la ciencia importante que posee, fundamental para la convivencia.
En
los actuales momentos en que vive el mundo y nuestro país, por la pandemia el covid19, se ha producido una
alteración social, cultural y jurídico, que culminara con un nuevo modelo
social y cultural a nivel mundial, el mundo no será igual al que conocimos
hasta ahora, la forma en que ejercernos nuestra profesión no va a escapar de
ese cambio, y la profesión no será la misma que conocimos, quien no pueda
adaptarse a esta realidad quedara fuera del nuevo orden; nos debemos
preguntamos si estamos preparados para estos profundos cambios.
Cada
día nuestra vocación ha de luchar por un estado de derecho, como el orden justo
y equilibrado que debe componer la institucionalidad del Estado de derecho en
la sociedad, a través del respeto de la dignidad de la persona y de la garantía
universal y de la preeminencia de los derechos humanos.
Debo
acotar un poema, escrito por el jurista argentino Horacio Alberto Vero,
que se titula Yo Soy Abogado, el que abre el escritorio y sale a ganarse el
mango, porque se vienen las cuentas y todo sigue a despacho, el que no tiene
licencias, ni salarios, ni aguinaldo, y debe pelearla duro, porque se cobra
salteado; el que tantas veces pone su paciencia de artesano para llegar al
final con deudor insolventado. El de cédulas y oficios, a pulmón diligenciados.
El que debe tolerar el sistema
colapsado, las nuevas disposiciones de Rentas y de Catastro los timbrados del
Registro y el humor del funcionario.
Para finalizar apreciados colegas, el
Abogado no puede abandonar su misión mientras haya un débil a quien fortalecer
con razón.
ABG.
LUIS FELIPE FLORES SUAREZ