Las enfermedades
profesionales causan un evidente perjuicio a la persona que se enferma. Los
trabajadores por cuenta ajena desempeñan las tareas asignadas por el empresario
bajo su dirección y en las condiciones de trabajo impuestas por él, por esta razón
es éste, quien debe garantizar que tales tareas se lleven a cabo con el menor
riesgo de sufrir un daño posible, que pueda incapacitar aunque sea parcial y
temporalmente, al trabajador. Éstos deben estar suficientemente protegidos para
que la posibilidad de sufrir un daño a causa de las condiciones en la que
desempeñan su trabajo sea mínima. Uno de los aspectos más importantes a tomar
en cuenta de los integrantes de una organización es su estado de salud, que
según la Organización Mundial de la Salud (OMS), abarca bienestar físico,
mental y social para llegar al pleno desarrollo del individuo. Si los
trabajadores no se sienten bien su trabajo no será eficaz.
Las
enfermedades profesionales, en cambio, son el resultado de un deterioro lento y
paulatino de la salud, por lo que los efectos sobre ésta pueden aparecer,
incluso, después de varios años de haber cesado la exposición a la condición
peligrosa. Son causadas por la exposición a contaminantes químicos, físicos o
biológicos en el lugar de trabajo.
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